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Marco Conceptual de la DEDSS

Los sistemas de salud tienen la encomienda de dar cumplimiento a sus objetivos finales o intrínsecos: mejorar la salud de la población; garantizar un trato adecuado (capacidad de respuesta del sistema a las expectativas no médicas) y lograr la justicia financiera. Para ello, los sistemas deben ejecutar cuatro funciones básicas o esenciales: rectoría; generación de recursos; financiamiento y prestación de servicios.

Sin embargo, para evaluar el desempeño de los sistemas de salud de manera integral, también es necesario implantar procesos que valoren el cumplimiento de sus objetivos instrumentales o intermedios, los cuales se vinculan con los atributos deseables del sistema; es decir, se deben generar evidencias sobre el grado de efectividad del sistema, medido a través de las condiciones de salud; la disponibilidad y el acceso de los servicios; sobre la calidad (técnica e interpersonal) que ofrece a sus usuarios; sobre su eficiencia, sustentabilidad y anticipación, entre otros. Lo anterior se logra a través de la construcción y seguimiento de indicadores específicos, como los denominados Indicadores de Resultado.

Finalmente, el seguimiento de las metas a las que el sistema de salud se ha comprometido dar cumplimiento (como compromiso nacional o internacional) es otro de los componentes que conforman la evaluación del desempeño. Este tipo de evaluación permite medir el grado de avance o cumplimiento de las iniciativas implantadas con el fin de ajustar su operación para mejorar su desempeño. En las secciones que conforman este apartado de evaluación del desempeño de los sistemas de salud, el lector podrá encontrar más información al respecto de cada uno de estos componentes, así como los principales resultados y productos generados en los últimos años por la Dirección General de Evaluación del Desempeño.


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  • Última modificación :
    Jueves 06 de noviembre de 2014